RESUMEN
En la
búsqueda de mejoras significativas en el desarrollo de las naciones, son varios
los autores los que sostienen que los procesos educativos requieren reformas
contundentes. De allí que el presente ensayo busca indagar en algunas de estas
posturas con el propósito de realizar un análisis crítico de la educación como elemento para el desarrollo humano. Para
ello, se estudiaran las obras de Oppenheimer Basta de Historias, la de Ugas
Fermin, Educada Ignorancia, la de Cordeiro, Benesuela vs. Venezuela, entre
otras. De allí, examinar los casos de éxito así como los elementos clave para
lograr los nuevos paradigmas, entre los cuales se presenta la economía del
conocimiento.
Palabras clave: Educación, Desarrollo humano, Economía del
conocimiento.
INTRODUCCIÓN
El desarrollo humano es
entendido como el proceso de expansión de las capacidades de las personas con
el fin de ampliar sus opciones y oportunidades. Este, está íntimamente
relacionado no solo con la satisfacción de necesidades sino también con los
anhelos de optimizar la calidad de vida y ser cada vez mejor, bien sea a nivel
personal, profesional, como miembros de un grupo familiar y de la sociedad en
general.
En este orden de ideas, la
educación ha sido considerada como un elemento clave para el desarrollo humano
y es una pieza clave para la sustentabilidad;
ya que a través de la esta cada quien se hace consciente del impacto de sus
actividades sobre el entorno. Motivo por el cual, la persona se visualiza como
motor para el crecimiento de la economía, como fuente de enriquecimiento responsable
para la sociedad, como participes del fortalecimiento espiritual, entre
otros. De allí que Delors, Jacques (1996:7) describe
que “frente a los numerosos desafíos del porvenir, la educación constituye un
instrumento indispensable para que la humanidad pueda progresar hacia los
ideales de paz, libertad y justicia social”.
No obstante, para nada es un secreto, que
a nivel mundial son muchos los países que han realizado esfuerzos para
enfrentar las debilidades crónicas en su sistema educativo, entre ellos
Venezuela. Razón por la cual se evidencian inestabilidad de orden social,
político y económico. Sobre ello, Cordeiro (2010:XVIII) expresa
que “la situación actual están terrible que llama a la participación urgente de
todos los venezolanos. La educación es demasiado importante para que se la
dejemos solo a los educadores”.
LA
EDUCACIÓN COMO PILAR DEL DESARROLLO DE UN PAIS
Es una
realidad para muchos países que el sistema educativo aplicado no ha sido capaz
de satisfacer las necesidades de la población, tanto en temas de accesibilidad
como de calidad; es decir, son muchas personas las que no se integran a los
procesos de formación y aquellos que participan de este, generalmente no logran
desarrollar las competencias requeridas para el mundo globalizado y dinámico en
el que deben desempeñarse.
No obstante,
países como Singapur, Filipinas, Japón y China han diseñado planes de acción
que les han permitido con éxito posicionar a su talento humano de modo tal, que
son quienes encabezan a nivel mundial, los principales productos de
investigación en innovación, emprendimientos, empresas y marcas, avances
tecnológicos, la creación de know how, entre otros. Todo ello, como
consecuencia inmediata de la inversión en
la educación; implementación de estrategias innovadoras para la gestión del
conocimiento; de la misma manera, en que han involucrado a este proceso a otros
actores significativos tales como el grupo familiar, instituciones y gobierno
local.
En este
contexto, los casos de éxito coinciden en que la educación requiere ser
verdaderamente una prioridad, más aun a la hora de asignar recursos
financieros, materiales, de tiempo y de talento humano eficiente. Así pues, se
han focalizado en la enseñanza primaria hasta la universitaria de forma
metódica, interactiva, disciplinada, con altos niveles de exigencia y aun más
de estimulo tanto para los estudiantes como para los docentes. Tal como lo
expresa Delors, Jaques (1996):
si bien hay que aprovechar
todas estas posibilidades de aprender y perfeccionarse, no es menos cierto que
para poder utilizar bien ese potencial la persona debe poseer todos los
elementos de una educación básica de calidad. Más aún, es deseable que la
escuela le inculque más el gusto y el placer de aprender, la capacidad de
aprenderá aprender, la curiosidad del intelecto. Imaginémonos incluso una
sociedad en que cada uno sería alternativamente educador y educando.(p.15)
Vista la cita anterior,
es necesario establecer la premisa que la educación requiere un conjunto de
roles que han de ser alternados en distintos momentos del proceso de
aprendizaje, lo que representa un desafío para la estructura del sistema
actual. Por consiguiente, se puede minimizar la brecha entre lo teórico versus
lo práctico en un entorno estimulante. En este sentido, Ugas (2007:27)
manifiesta que atendiendo a la realidad de hoy en día “la pedagogía tiene que
distinguir entre su reflexión para la acción y las orientaciones teóricas para
actuar en la praxis, tomando en cuenta la experiencia científica y la actuación
práctica, para indagar la relación entre ellas”.
En otro orden
de ideas, estos países han establecido como factor determinante el tiempo
invertido de forma efectiva – más de 220 días por año en algunos casos - en el desarrollo de competencias, tanto en el
aula como en actividades extracurriculares y recreativas. Lo que trae a
colación que Venezuela, si bien ha hecho cambios en cuanto al incremento de la
carga horaria escolar, también es cierto la infinidad de factores externos que
han afectado el cumplimiento de tales cronogramas. Tal como lo expresa Vila
(2006) indica:
Venezuela tuvo, hasta
hace poco, su año escolar con 180 días (cuando se cumplían) con 5 horas diarias
de trabajo, con un total máximo de 900 horas al año. Ahora tenemos 200 días de
clase al año, pero con la limitación de que tan solo las escuelas públicas bolivarianas
son de un solo turno, realizando estas un total de unas 6 a 7 horas de
actividades.(p.3)
Por otra
parte, es evidente en el modelo venezolano así como en gran parte de
Latinoamérica, que la educación está centrada en la formación para la
producción; enfocada en lo tangible, en el uso de recursos naturales. A
diferencia de los modelos exitosos, quienes han disminuido la brecha entre
ricos y pobres, optimizando la calidad de vida de la población mediante el
desarrollo de capital intelectual, con especial énfasis en el potencial
intangible, la inteligencia. Sobre ello Cordeiro (2010:XVIII) plantea que:
“hoy, más que nunca, necesitamos con urgencia un gran plan educativo para
Venezuela. Un plan basado en desarrollo de la inteligencia, en la utilización
de las nuevas tecnologías y en las prácticas más modernas de la educación”. Asimismo, Ugas (2007:45-46) sostiene que “Vincular la
escuela con la cibercultura implica abrirla a otros lenguajes y competencias…Vivimos
en un ecosistema comunicativo que configura un nuevo clima cognoscitivo y de
aprendizaje”.
En este
contexto, Cordeiro (2010: 50) indica
que: “la revolución que se inicia estará centrada en las capacidades mismas de
la mujer y del hombre, en su inteligencia y su capacidad de comunicarse y
transformarse. Sera la revolución de la inteligencia”. En consecuencia, los
modelos educativos requieren optimizar el potencial de cada individuo a través
del perfeccionamiento de competencias genéricas, técnicas y actitudinales que
les permitan desenvolverse en el mundo dinámico del presente y del futuro. En este contexto, Oppenheimer (2010)
sostiene lo siguiente:
…aunque los países
pueden desarrollarse económicamente con base en sus materias primas y
manufacturas tradicionales —allí están los ejemplos de Chile y Nueva Zelanda,
que analizaremos más adelante—, difícilmente podrán avanzar y reducir la
pobreza con mayor rapidez si no convierten sus materias primas en productos más
sofisticados, con mayor valor agregado, o con nuevas tecnologías de producción
que les dan una ventaja sobre sus competidores en el resto del mundo. Nos guste
o no, estamos viviendo en la era de la
economía del conocimiento, donde los
países más ricos son los que producen servicios de todo tipo —cibernética,
ingeniería, farmacéutica, entre otros—y donde algunos de los que tienen mayores
Índices de pobreza son los que tienen más materias primas.(p. 30)
En este
contexto, se hace evidente que lo intangible cobra valor, la productividad y
competitividad de un país dependen más de su capacidad de generar saberes que
permita de forma proporcional mejorar la calidad de vida de las personas; por
lo cual, la educación debe dirigirse a promover ciudadanos pensantes, creativos
y orientados a la innovación. Asimismo, Pink (citado por Oppenheimer. 2010:52)
resume que “hemos pasado de una sociedad agrícola a una sociedad de
trabajadores industriales, y a una sociedad de trabajadores de la economía del
conocimiento… Y ahora estamos dando otro paso adelante, a una sociedad de creadores,
reconocedores de tendencias y creadores de sentido [...]”
En este
sentido, el mismo autor, luego de haber realizado su investigación recorriendo
varios países tanto de Latinoamérica como de Asia, y en base a los elementos que consolidaron los
casos de éxito plantea las denominadas por el autor como “Las 12 claves del
progreso”, indicadas en el siguiente orden: Mirar hacia adelante; Hacer de la
educación una tarea de todos; Inventar un PIB educativo; Invertir en educación
preescolar; Concentrarse en formar buenos maestros; Darle estatus social a los
docentes; Ofrecer incentivos salariales; Hacer pactos nacionales; Forjar una
cultura familiar de educación; Romper el
aislamiento educativo; Atraer inversiones de alta tecnología; Formar educación
internacional.
REFLEXIÓN
FINAL
Es una
realidad que para forjar un país, debe en principio desarrollar su potencial
humano para lo cual la educación formal es un pilar ineludible. A nivel internacional, ya son muchos los casos
que han logrado la fórmula del éxito teniendo como resultado un talento humano
capaz de prepararse en función del bien individual y colectivo. De esta manera,
la formación va más allá del cumplimiento de un requisito académico, es parte
de una filosofía de vida.
A manera de
conclusión, es necesario más allá la integración eficaz de un esfuerzo
colectivo, donde no solo los educadores sean los responsables de formar a los
ciudadanos del mundo, sino que cada integrante de la sociedad pueda desde su cotidianidad
incidir directamente sobre el desarrollo del capital intelectual. Asimismo, los
educadores han de ser formados orientados a la excelente, reconocimiento lo
valioso de su labor no obstante de la misma manera ha de exigirse de estos un
desempeño optimo.
Finalmente, cualquier
país que realmente estime obtener logros significativos deberá reestructurar
sus planes nacionales de modo tal que estén acordes a la dinámica de las nuevas
necesidades, paradigmas, desafíos tecnológicos y otros que demanda el mundo de
hoy. Para ello tiene que considerar mirar más hacia delante sin dejar olvidar
su propia historia.
REFERENCIAS BIBLIOGRÁFICAS
Balza Laya, Antonio (2010).
Complejidad, Transdisciplinariedad y
Transcomplejidad: Los caminos de la nueva ciencia. Fondo editorial gremial.
Asociación de profesores Universidad nacional experimental “Simón Rodríguez”
(APUNERSR). Venezuela.
Cordeiro, José Luis
(2000). Benesuela vs. Venezuela: El
combate educativo del siglo. Ediciones
Delors, Jacqes
(1996). La educación encierra un tesoro.
Informe a la UNESCO de la Comisión Internacional sobre la Educación para el
Siglo XXI. Santillana, Ediciones UNESCO.
Oppenheimer, (2010). Basta de historias: La obsesión latinoamericana
con el pasado y las doce claves del futuro. Ediciones Random House
Mondadori, S. A. México.
Ugas Fermín, Gabriel
(2007). La educada ignorancia: un modo
de ser del pensamiento. Ediciones del Taller permanente de Estudios
epistemológicos en Ciencias Sociales. TAPECS. Venezuela.
Vila Planes, Enrique
(2006). El tiempo escolar y el calendario único, modular y flexible. Transcripción en línea. Disponible en: http://www.redalyc.org/articulo.oa?id=35603229